50 mitos y verdades sobre el
cerebro
No es
cierto que usemos sólo el 10% ni que la música de Mozart haga más inteligentes
a los bebés. Su funcionamiento, sin embargo, sí puede mejorar gracias a los
videojuegos. Nos permite realizar complicados cálculos o tomar decisiones sin
pensar y requiere menos energía que la bombilla de una nevera. Los neurólogos
estadounidenses Sandra Aamodt y Sam Wang desentrañan en 50 curiosidades los
secretos de los fascinantes 1.400 gramos de materia que se alojan en el cráneo
de cada uno de nosotros.
1. Beber no destruye neuronas. Beber en exceso durante muchos años da
lugar a que se reduzca el tamaño del cerebro pero, por lo general, se trata de
un fenómeno reversible. El vino tinto puede incluso proteger el cerebro, al
reducir el riesgo de derrames cerebrales, siempre y cuando la dosis oscile
entre dos vasos a la semana y hasta tres vasos al día como máximo.
2. Un golpe fuerte en la cabeza no cura la amnesia. Por mucho que el cine se haya
empeñado en convencernos de lo contario. Tampoco se consigue con hipnosis ni
con la visión de un objeto muy apreciado; en cuanto a la neurocirugía, es más
probable que, en lugar de remediar la pérdida de memoria, la cause.
3. La mitad izquierda no es "racional". Esa región de la corteza
cerebral es la que produce el lenguaje y resuelve los problemas, pero ello no
quiere decir que sea la "mitad racional". La parte izquierda del
cerebro necesita lógica y orden, hasta el punto de que, si algo no tiene
sentido, lo habitual es que el cerebro invente una explicación verosímil.
4. El estado de ánimo de ellas no es más variable
que el de ellos. Lo que
ocurre es que tanto unos como otras tienden a recordar mejor los cambios del
estado de ánimo de las mujeres, por lo que las personas a las que se les pide
que recuerden el grado de variabilidad de su estado de ánimo o del de su pareja
mencionan más cambios de humor en ellas.
5. El cerebro no es como un ordenador. Dado que se ha desarrollado a lo
largo de millones de años a través de la selección natural, cuenta con sistemas
que surgieron con un propósito determinado y que posteriormente se han adaptado
para otro, incluso aunque no funcionen perfectamente. Por tanto, no es la obra
de un ingeniero.
6. Los ciegos no oyen mejor. No gozan de unas condiciones
mejores que las personas videntes para identificar los sonidos, aunque sí es
cierto que tienen una mejor memoria, especialmente para el lenguaje. También
son más diestros en la localización de sonidos débiles. Ambas habilidades
pueden ayudarles a reconocer mejor todo aquello que les rodea.
7. Escuchar a Mozart no hace más listo a un bebé. Este mito surge de una
investigación realizada entre estudiantes de enseñanza superior que detectó que
esa actividad producía un efecto limitado, que duraba sólo media hora. Sin
embargo, aprender a tocar un instrumento musical se asocia con un incremento de
la capacidad para el razonamiento espacial.
8. Las vacunas no causan autismo. En varios países, suprimir el
componente de las vacunas que se aseguraba que causaba autismo no ha tenido
ningún efecto en los índices de diagnóstico del autismo. Por lo general, el
autismo está causado más bien por la herencia de una multiplicidad de genes
defectuosos.
9. Los pliegues exteriores no guardan relación con
la inteligencia. Las
circunvoluciones o relieves están más bien relacionadas con el tamaño del
cerebro, porque gracias a esa disposición cabe más cerebro en un espacio más
reducido. En los cerebros más grandes, la corteza contiene asimismo más materia
blanca, las fibras de asociación que conectan regiones distantes del cerebro.
10. Es falso que sólo empleemos el 10%. En Estados Unidos, esta
aseveración apareció por primera vez en los escritos de Dale Carneige, un autor
de libros de autoayuda que no era científico. Carneige citó mal un pasaje del
psicólogo William James, quien en realidad había afirmado que utilizamos apenas
una fracción del potencial del cerebro.
El mito del 10% es la falsa creencia sobre el
cerebro más extendida, pues apela a nuestro deseo de mejorar. Algunas encuestas
han descubierto que esto es lo que piensa la mayoría de las personas de Estados
Unidos y de Brasil. Hoy en día los científicos saben que la totalidad del
cerebro es necesaria para su funcionamiento normal, tal como demuestran las
consecuencias de los derrames o daños cerebrales. Incluso el daño limitado a una
parte muy pequeña del cerebro puede detectarse por los síntomas neurológicos.
VERDADES
11. La fuerza de voluntad aumenta cuando logramos
algo. Es como
un músculo y puede entrenarse. Después de llevar a cabo una tarea que requiera
autocontrol, las personas ya no acometen una segunda tarea con el mismo grado
de esfuerzo, aun cuando una y otra tareas no tengan nada que ver. Esta reserva
común de fuerza de voluntad se va fortaleciendo con la práctica. En
consecuencia, la disciplina acrecienta la fuerza de voluntad.
12. El ejercicio físico favorece al cerebro en la
vejez. Hace que
el oxígeno y la glucosa sigan fluyendo cuando la persona envejece. Practicarlo
de forma regular mejora el funcionamiento del cerebro en las personas mayores,
que pueden sufrir problemas de planificación y de pensamiento abstracto porque
la corteza frontal se reduce con la edad.
13. Es capaz de sintonizar sonidos. Resulta
complicado utilizar el teléfono móvil en un lugar ruidoso. Taponarse el otro oído con un
dedo no da resultado. En lugar de eso, tápese el micrófono del aparato para oír
mejor. Este truco aprovecha la capacidad del cerebro para separar las señales
que le llegan desde diferentes lugares.
14. Nos permite movernos por el espacio, como un
navegador. Uno de
los trabajos más arduos del cerebro es lo que consigue hacer sin que nos demos
cuenta.
Es relativamente fácil hacer que un ordenador
aplique reglas lógicas y efectúe operaciones matemáticas, pero resulta difícil
que evalúe una imagen visual y se desplace con facilidad por el espacio, como
hacemos los humanos automáticamente. Por ejemplo, el cerebro humano puede
distinguir objetos visualmente e identificar voces en una fiesta, tareas que
son todo un reto para un ordenador.
15. Reaccionamos antes de pensar. A menudo nos damos cuenta de
nuestra respuesta a un acontecimiento sólo cuando ya hemos comenzado a
reaccionar. Por ejemplo, si se pide a un grupo de personas normales que
reaccionen a un estímulo visual, éstas suelen indicar haber adquirido
conciencia del estímulo medio segundo después de comenzar a reaccionar. De esta
manera, la conciencia actúa como una especie de intérprete que proporciona
información retrospectiva sobre nuestras acciones.
16. Toma atajos y se equivoca. El cerebro suele buscar
rápidamente una respuesta adecuada, en lugar de emplear más tiempo para dar con
la respuesta perfecta. Esto significa que toma atajos y da muchas cosas por
sentadas.
Responda al siguiente problema lo más rápidamente
que pueda, sin hacer las operaciones matemáticas: una raqueta y una pelota
cuestan 1,10 euros. La raqueta cuesta un euro más que la pelota. ¿Cuánto cuesta
la pelota? Es posible que haya dicho 0,10 euros, pero la respuesta correcta es
0,5 euros.
17. Los testigos presenciales no son fiables. El cerebro se desembaraza de la
mayor parte de la información que le llega del exterior una vez que ha
comprobado que no reviste novedad.
Por esa razón los testigos presenciales son
manifiestamente de escasa fiabilidad, en parte porque todos creemos que vemos y
recordamos más detalles de los que realmente podemos ver y recordar.
18. No siempre interpretamos los hechos con lógica. Durante la mayor parte del
tiempo, el cerebro interpreta aquello que presenciamos de acuerdo con unas
reglas generales que son fáciles de aplicar, pero que no siempre guardan una
lógica. Requiere muchísimo esfuerzo aplicar en todo un análisis pausado y
meticuloso, que es apropiado para realizar cálculos matemáticos o resolver
rompecabezas.
19. El futuro nunca se ve de modo realista. Cuando pensamos en cómo será
nuestra situación en el futuro, nuestros cerebros se imaginan detalles poco
realistas y dejan fuera otros que pueden ser importantes. En consecuencia, nos
inclinamos por igual a pasar por alto tanto dificultades como oportunidades
cuando planificamos nuestras vidas.
20. Sólo consume el equivalente a dos plátanos. Todo el consumo de energía puede
medirse con la misma unidad de potencia: el vatio. El cerebro sólo emplea 12
vatios, menos que la bombilla de su nevera, pero puede hacer mucho más. Cada
día el cerebro utiliza la cantidad de energía que contienen dos plátanos
grandes. No es mucha potencia, pero es una gran proporción del presupuesto
energético de todo el cuerpo, que es de unos 70 vatios.
21. Dispone de una especie de reloj. Cuando realizamos vuelos de
larga distancia hacia el este o el oeste, este reloj tarda algún tiempo en
ponerse en hora. Permanecer despierto no pone en hora el reloj, pero la luz sí
cambia su hora. La luz fija el reloj interno según la hora que el cerebro
calcula. Por lo general, cuando es por la tarde en el lugar del destino de un
viaje, la luz pone en hora el reloj cerebral de forma correcta,
independientemente de que se haya viajado al este o al oeste. No obstante, no
es bueno viajar demasiado.
Atravesar muchas zonas horarias más de dos veces al
mes es peligroso para la salud, pues puede ocasionar daño cerebral y problemas
de memoria, probablemente debido a las hormonas del estrés.
22. Cada vez que recordamos algo, borramos y
rescribimos el recuerdo. Ello que permite que, al final, recordemos cosas que en realidad no han
ocurrido jamás. Eso explica por qué es frecuente que diferentes personas
recuerden los mismos hechos de manera diferente.
23. La tensión crónica hace perder la memoria. Una excitación emocional
incrementa la acumulación de detalles importantes en la memoria de largo plazo.
La tensión nerviosa activa la secreción de unas hormonas que actúan sobre el
hipocampo y la amígdala para reforzar la memoria. La tensión crónica, por el
contrario, puede dañar el hipocampo y dar lugar a pérdidas permanentes de
memoria.
24. No distingue el sabor del azúcar. A los ratones de laboratorio la
Coca Cola Light no les sabe dulce. El ingrediente que la endulza (el aspartamo)
actúa al reaccionar con las papilas gustativas de la lengua sensibles al
dulzor, mensaje que recibe el cerebro. Pero las papilas de los ratones
reaccionan sólo al azúcar y a la sacarina, pero no al aspartamo.
25. El picante no da calor aunque haga sudar. El receptor gustativo que
identifica la capsicina, el compuesto químico que hace que la comida sepa
picante, detecta también las temperaturas elevadas. Ésta es la razón por la que
los alimentos fuertemente especiados hacen sudar. Las terminaciones nerviosas
sensibles a la capsicina están repartidas por todo el cuerpo, como cualquiera
puede comprobar simplemente tocándose los ojos con los dedos después de haber
picado unas guindillas.
26. Estornudar tras un orgasmo es un
"fallo" cerebral. A muchos hombres les sucede de forma frecuente. La razón es que las
ramificaciones cerebrales son una maraña intrincadísima que puede llevar a que
extraños cruces de cables produzcan movimientos reflejos diferentes. Otro
efecto producido por lo mismo: una de cada cuatro personas estornuda cuando
mira una luz resplandeciente como, por ejemplo, el Sol.
27. Nadie puede hacerse cosquillas a sí mismo. La razón es que el cerebro
propio predice lo que cada cual va a sentir en respuesta a sus propias
acciones. Se puede aprovechar esta facultad del cerebro para defenderse de que
le hagan cosquillas a uno: basta con poner una mano encima de la mano de la
otra persona mientras las hace.
28. Los bebés desconectan las conexiones neuronales
que no utilizan. En
general, desechan las que no se usan lo suficiente durante los dos primeros
años de vida. Si el cerebro fuera un rosal, las experiencias de mundo exterior
serían la técnica que se utilizaría para podar, no el fertilizante.
29. Quien sufre abusos durante la infancia es más
vulnerable al estrés. Se ha
descubierto en experimentos con ratas (lo que podría trasladarse a los humanos)
que una buena crianza las hace de adultas menos vulnerables al estrés al
reducirse la intensidad de las respuestas de su sistema de hormonas del estrés.
Una mala crianza aumenta el riesgo de depresión, ansiedad, obesidad, diabetes,
hipertensión y dolencias cardiacas.
30. Sí se aprende mejor un idioma en la niñez. Los niños pequeños reconocen los
sonidos de todos los idiomas pero, a partir de los 2 años de edad, sus cerebros
empiezan a encontrar dificultades para diferenciar sonidos que no son
habituales en su lengua materna.
31. Los adolescentes están "equipados"
para comportarse bien. Durante la adolescencia, se aprecia en los individuos una mejora en la
planificación y organización del comportamiento, en la inhibición de las
reacciones, en la capacidad de atención, en la memoria y en el autocontrol
emocional. Probablemente es debido a que las conexiones en la corteza cerebral
prefrontal, que son importantes en la regulación del comportamiento, se siguen
desarrollando hasta los 20 años de edad.
32. Su envejecimiento nos hace más felices. A medida que las personas
envejecen se aprecia una mejora en la superación de los pensamientos negativos
y en el control de las emociones. Esto puede explicar por qué las personas
mayores tienden a ser más felices que las jóvenes.
33. Los videojuegos mejorar el funcionamiento
cerebral.
Estudiantes de Enseñanza Superior que juegan regularmente a este tipo de juegos
son capaces de registrar más objetos en un estímulo visual breve que los que no
juegan. Además, los que juegan reelaboran la información más rápidamente,
reconocen más objetos de un golpe y pueden cambiar de tarea con mayor
facilidad.
34. No memoriza el temario del examen de una
sentada. El
cerebro retiene información durante más tiempo si se hacen descansos entre
sucesivas tandas de estudio. Dos sesiones separadas de estudio pueden facilitar
que se asimile el doble de conocimientos que una única sesión de la misma
duración total.
35. Sí se renuevan las neuronas en la edad adulta. Nacen en el bulbo olfativo, que
procesa los olores, y en el hipocampo, que es importante para la memoria. El
ejercicio o el aprendizaje mejoran la supervivencia de estas neuronas.
36. Elegir no es su fuerte. Las personas tienden a sentirse
más satisfechas con las decisiones que toman cuando tienen que elegir entre
pocas alternativas que cuando tienen muchas opciones. Tener que hacer muchas
comparaciones puede reducir la sensación de satisfacción porque lleva a
lamentar no haber elegido las alternativas que hemos despreciado.
37. La depresión moderada se cura sin pastillas. Al terminar el día, pueden
ponerse por escrito tres cosas buenas que hayan ocurrido y una breve exposición
de las circunstancias que han propiciado cada una de ellas. Este ejercicio
aumenta la sensación de felicidad y aminora los síntomas de depresión moderada
en un plazo de unas pocas semanas.
38. El amor es una droga. Las regiones del cerebro que
causan las drogadicciones también reaccionan a estímulos positivos naturales
como el amor. Estas regiones ayudan a los animales a establecer vínculos con
sus iguales –lo que puede explicar las razones de su existencia–, a pesar de
los daños colaterales que causa una adicción.
39. Los orgasmos nos hacen ser más confiados. La oxitocina, una hormona que se
libera durante el orgasmo, hace que aumente la confianza entre las personas en
las relaciones sociales. Personas a las que se les suministró oxitocina
pulverizada por vía nasal presentaron dos veces más probabilidades de entregar
dinero a otra persona que las que no recibieron el tratamiento, lo que da a
entender que la experimentación de orgasmos puede influir en la toma de
decisiones.
40. Los hermanos pequeños tienen más probabilidades
de ser homosexuales. De
hecho, tener un hermano mayor es el factor conocido que puede predecir mejor la
homosexualidad. La presencia de un feto masculino puede hacer que las mujeres
embarazadas produzcan anticuerpos contra algunas moléculas que determinan la
orientación sexual. En embarazos posteriores el anticuerpo podría inhibir esta
molécula.
41. El cerebro de las mujeres las traiciona en
matemáticas. En muchos
países existe el tópico de que las chicas no son muy buenas en matemáticas. Las
niñas tienen peor rendimiento en los exámenes si antes de hacerlo les piden que
indiquen su género. Sin embargo, obtienen un mejor resultado si antes del
examen escuchan una conferencia sobre matemáticas famosas o si les recuerdan
que son buenas estudiantes.
42. Los hombres y las mujeres se orientan el
espacio de diferente manera. Las mujeres dependen más de puntos de referencia
para navegar, y muchas suelen dar indicaciones del tipo de "gira a la
izquierda en la fuente y busca la casa roja".
En cambio, los hombres identifican la dirección
correcta a partir de un mapa mental del espacio: "Siga hacia el este un
kilómetro y luego gire en dirección norte". Sin embargo, las mujeres
recuerdan el lugar de los objetos más fácilmente que los hombres.
43. Somos cada vez más inteligentes. Las puntuaciones medias en las
pruebas de inteligencia han aumentado entre tres y ocho puntos por década en el
siglo XX en muchos países industrializados. El hecho no se debe a la evolución
sino a la mejora de las condiciones de vida de los niños económicamente más
desfavorecidos.
44. Ciertos circuitos cerebrales se han
especializado en la imitación. Tales circuitos pueden ser importantes para los
sentimientos de identificación o empatía. Las llamadas «neuronas especulares»
se activan cuando el animal realiza una acción como, por ejemplo, asir
firmemente su comida, o cuando ve a otro animal realizar esa misma acción.
45. Ciertos daños de los derrames cerebrales pueden
evitarse. Entre
los síntomas de un derrame cerebral figuran la imposibilidad repentina de mover
una extremidad, o de hablar, o también el entumecimiento de una parte
considerable del cuerpo. El tratamiento del derrame cerebral puede evitar daños
a largo plazo, pero sólo si el paciente acude a un hospital en un plazo de muy
pocas horas.
46. Los espejismos no son una leyenda. Pueden producirse visiones como
consecuencia de un trastorno en el funcionamiento del cerebro. Los montañeros
informan a veces de haber visto a su lado compañeros a los que no conocen, de
haber observado una luz emitida por ellos mismos o por otros o de haber sentido
miedo de manera repentina, todo lo cual puede derivar de privación o
insuficiencia de oxígeno en los lóbulos temporal y parietal de la corteza
cerebral.
47. Muchos "poseídos" eran ,en realidad,
enfermos cerebrales. En
tiempos se practicaban exorcismos a personas cuyo comportamiento resultaba
extraño e inexplicable. En la actualidad se sabe que muchas de esas personas
habían padecido enfermedades neurológicas como, por ejemplo, epilepsia o
esquizofrenia.
48. Después de la amputación de una extremidad, los
pacientes pueden sentir la presencia de una "extremidad fantasma". La razón es que el cerebro tiene
registrado un mapa del cuerpo y tarda un tiempo en asimilar que desaparezca la
representación de la extremidad perdida.
49. El dolor reside en el cerebro y puede
controlarse. La
actividad cerebral determina totalmente la sensación de dolor y su intensidad.
Los científicos están intentando emplear imágenes del cerebro y técnicas de
retroalimentación para enseñar a las personas a activar por su propia cuenta
las zonas del cerebro que controlan el dolor.
En un experimento se logró que el cerebro de un
experto en meditación inhibiera su respuesta al pinchazo de una aguja en la
mejilla. Este método podría emplearse para que los enfermos de dolor crónico
redujeran la sensación de malestar activando voluntariamente el efecto placebo.
50. La ciencia trabaja en conseguir que los
paralíticos muevan sus extremidades. Los investigadores están trabajando en el diseño de
prótesis de brazos para ayudar a pacientes que sufren parálisis prácticamente
totales. Mediante una monitorización de la actividad del cerebro, los
investigadores pueden deducir cuál es el movimiento que pretenden reproducir y
utilizar esa información para guiar un brazo artificial